GESTIÓN
EDUCATIVA DESDE EL MODELO EDUCATIVO SOCIO COMUNITARIO PRODUCTIVO
(Por: Rubén Gómez Claros)
Si
hablamos de gestión, generalmente lo asociamos a la actividad empresarial,
donde se tiene el objetivo de cumplir condiciones para tener un producto final
que siempre va plasmado en valor monetario.
En
la actividad educativa práctica, la gestión la entendemos como el conjunto de
actividades que se realizan en un tiempo determinado de 200 días, al final de
los cuales se tiene una evaluación.
El
término gestión se lo asume como la disposición y organización de los recursos
de un individuo o grupo para obtener los resultados esperados (Mintzberg 1984 y
Stoner 1996).
El
concepto de gestión tiene al menos tres grandes campos de significado y de aplicación:
-
El
primero, se relaciona con la acción cotidiana de las personas.
-
El
segundo, es el campo de la investigación, donde trata del proceso formal y
sistemático para producir conocimiento sobre los fenómenos observables en el
campo de la acción, sea para describir, comprender o para explicarlos.
-
El
tercer campo, es el de la innovación, y desarrollo; donde se crean nuevas
pautas de gestión para la acción; es
eficaz, por los propósitos y los fines perseguidos; y pertinente, porque es adecuada al contexto y
a las personas que la realizan.
La
gestión en el campo educativo, se clasifica para su estudio, en tres categorías
de acuerdo con el ámbito de su quehacer y con los niveles de concreción en el
sistema: institucional, escolar y pedagógico.
La
gestión educativa incluye aspectos cotidianos de la escuela, la comunidad
escolar, las relaciones que abordan, y la forma en que lo hacen; enmarcado en
un contexto cultural que contienen normas, reglas, conceptos y representaciones
que se crean y recrean, para generar los ambientes y las condiciones de
aprendizaje de los estudiantes.
Es
preciso considerar un cambio de los valores en la cultura educativa, frente a
una actitud defensiva; la apertura, frente al aislamiento profesional, la
comunidad, frente al individualismo, la colaboración, frente a la dependencia,
la autonomía, frente a la dirección externa, la autorregulación. (UNESCO).
En
esta búsqueda de mejoramiento, se requiere que se invierta tiempo, acción,
conocimiento, que conlleva al talento humano que comprenda la “capacidad de
crear, de lo emocional, de lo moral, de las historias
particulares” (Jimenez, 2016), que por lo general de lo ignora considerándolo una acción formal que se lo debe realizar.
Dentro de nuestras
unidades, acontece que las acciones educativas tienen un ciclo, en función a la
repitencia de los contenidos, de un curso a otro, por lo que las acciones
docentes ingresaban en la rutina de la repetición; que causa apatía en cuanto
al descubrimiento y a la búsqueda de motivación, también la carencia de los líderes
de trabajo que proponen permanentemente cambios y dinamizando la acción docente
día a día; generando mas conocimiento aprovechando la capacidad de innovación
que poseemos los humanos (Jimenez, 2016), por lo que el Director asume el rol
de líder, teniendo presente que lo que “diferencia a una empresa que tiene
éxito de la que no tiene, son ante todo las personas, su entusiasmo, su creatividad”
(Romero, 2001,p. 66); que se lo consideraría en la actividad educativa.
Por esto es que la acción educativa actual,
tiene aún el predominio de los docentes formados con el criterio de
aplicadores, dentro de la escuela conductista, como respuesta al requerimiento
de la sociedad de generar sujetos con condiciones de realizar rutinas en las
labores de producción, sin considerar las opciones de generación y creación,
dejando marcado en el espíritu docente que lo que realiza, es suficiente y por
ello asume que no tiene necesidad de cambio.
Por
lo que es necesario asumir ya el cambio, frente a la realidad que nos muestra
cambios en función a los requerimientos que la sociedad requiere, recordemos
que los modelos educativos se fueron ajustando en función a las necesidades de
la sociedad, y la sociedad actual requiere un
cambio en dirección a la generación y creación de destrezas y aprendizajes para
el sujeto actual y del futuro; por ello es necesario “desarrollar la creatividad, inspiración, intuición y
fortaleza de todos los miembros del equipo. La fortaleza es compromiso que se
tiene que afrontar, reto que superar, control de las adversidades y sobre todo
concentración para lograr el resultado deseado” (Romero, 2001, p.
69), que tendrá como consecuencia el reconocimiento a la labor docente,
donde el mismo docente se transforme en líder y generador del cambio necesario.
Bibliografía:
Jimenez, H. O. (2016). Talentimetria.
Desarrollo Humano y Organizacional.
Modelo Gestión educativa (UNESCO). P.
51.
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